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Hoy se celebra el Día de la marmota, un método usado por los granjeros de Estados Unidos y Canadá para predecir el fin del invierno que se basa en el comportamiento del animal cuando sale de hibernar el 2 de febrero, y aunque la imagen de la marmota saliendo de la cueva me da para mucho y relacionado con lo que quiero contar, lo primero que he pensado es en la película Atrapado en el tiempo y en su protagonista, Bill Murray que, en mi opinión, borda el papel.

En esta genial película de los noventa, Bill Murray interpreta a un egocéntrico meteorólogo de Pittsburgh, Phil Connors, que se encuentra inexplicablemente atrapado en un pequeño pueblo mientras vive el mismo día una y otra vez. Un argumento con el que nos sentimos la mayoría identificados de alguna manera. Nos representa porque la vida cotidiana tiene esos patrones, casi robóticos, que se repiten una y otra vez y en los que vivimos algo así como “atrapados”.

Te levantas, desayunas, vas a trabajar o a estudiar o lo que sea que haces repetidas veces todos los días y repites las comidas, las conversaciones, la cesta de la compra y los mismos pensamientos , y las listas y las mismas obsesiones y tu existencia es un bucle en el que no dejas de correr y de hacer cosas repetitivas. Algo que me recuerda mucho a ir en “piloto automático”, ¿os suena?

Porque vivir en piloto automático, ¿es vivir? Es pasar por el mundo por inercia, dejándote llevar por la exigencia de la rutina del día a día. Es una existencia mecánica que nos aleja de la verdadera vida y de lo esencial.

La manera que tiene nuestra mente de ahorrar energía es automatizando, por ello muchas de las tareas cotidianas las realizamos sin casi prestar atención. Así podemos liberar parte de nuestros recursos cognitivos para emplearlos en otras tareas. Y aunque proceder así proporciona un descanso a nuestro cerebro, también es cierto que, si nos excedemos, nos vamos convirtiendo, sin darnos cuenta, en personas que actúan de forma casi automática, que viven sin prestar atención a lo que hacen ni a lo que ocurre a su alrededor y mucho menos a lo que ocurre en su interior

Atrapado en el tiempo, un día de la marmota tras otro, a Bill Murray le dan para ir evolucionando y pasando por diversas etapas que van desde el primer deseo de aprovecharse de la situación y comer y beber sin medida, saltarse las leyes, ligar con las chicas guapas…que no llega a satisfacerle. Trata entonces de conquistar a Rita, de la que está enamorado; pero su egoísmo le impide triunfar. Desesperado, intenta suicidarse. Pero los días se repiten igualmente. Sólo cuando comienza a preocuparse del sufrimiento de los demás, de hacer bien su trabajo, de descubrir la belleza de las cosas, comienza a disfrutar y a conquistar a Rita, terminando la maldición cuando bendice el día, la vida. Y así contado parece un poco ñoño pero el guionista y Bill Murray le dan un gran toque irónico y gracioso.

Y me gusta cómo se libera Phil de la maldición, porque son las actitudes elevadas las que nos impulsan hacia arriba, y nos sacan de la inercia, de nosotros mismos. La bondad, la compasión, agradecer las pequeñas cosas… Y esto es universal, por eso  los judíos revindican la película como una fábula sobre cómo sólo los mitzvahs (buenas acciones) pueden salvar al individuo o la cultura hindú la observa como una metáfora de la reencarnación.

Si buscas resultados diferentes…

También quiero destacar la parte de hacer cosas diferentes y ser creativo. Lo que dijo Einstein: Si buscas resultados diferente, no hagas siempre lo mismo. Cómo Phil se da cuenta de los resultados y va haciendo cosas diferentes hasta liberarse.

A mí, para salir de ese bucle, el mejor camino que se me ocurre y que conozco es la la práctica de la atención plena o mindfulness. Una forma de salir del piloto automático y conectar con el ahora. Un puente que me lleva del “hacer” al “ser”, a apreciar plenamente cada momento de la vida y a cultivar la autocompasión y la compasión y la gratitud…

Porque cuando aprendes a mirar las cosas de otra manera, la cosas cambian. Por eso creo que me siento a meditar todas las mañanas y las tardes, porque no quiero vivir “atrapada” en nada y no me gustaría no haberme dado cuenta. Quizás por eso me pongo tan contenta cuando experimento pequeños destellos de luz y me detecto algo así como atrapada en el día de la marmota y hasta me doy risa. Una risa que creo que me saca de ese lugar, y me recuerda a la marmota saliendo de su madriguera.

 

Así pues. mira, observa, examina, explora… y tu mente se hará viva, eliminará su «grasa» y se tornará perspicaz, despierta y activa. Los muros de tu prisión se desplomarán hasta que no quede piedra sobre piedra, y tú te verás agraciado con la visión nítida y sin obstáculos de las cosas tal como son, con la experiencia directa de la realidad.

Una llamada al amor, Anthony de Mello

En fin, espero que vernos identificados en este día quizás nos haga pensar y, a lo mejor, hasta nos invite a tratar de salir del piloto automático o de la una larga hibernación de hacer lo mismo de siempre, para ser más cálidos, atentos, creativos y compasivos.

 

Esther Fernández

Consultora Coach

Experta en Mindfulness estrés, liderazgo y creatividad

 

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