Cultivar la paciencia es cada vez más importante y mindfulness nos proporciona herramientas para acceder a ella. Vivimos en un mundo donde las nuevas tecnologías están impactando y transformando a las empresas y sus modelos de negocio de una forma disruptiva, lo que nos obliga a explotar nuestra capacidad de adelantarnos a lo que viene. Si a esto le sumamos que cada vez obtenemos más rápido todo, al ritmo del click, y que nos inquietamos con las luces rojas, en la cola de la caja del supermercado o en la sala de espera del dentista, e incluso en ocasiones nos sentimos enojados porque nos han hecho esperar. Abandonamos una página web si no carga rápido y esto lo llevamos a las relaciones e incluso a nuestros objetivos…nuestra atención va saltando de una cosa a otra y eso nos genera estrés y sufrimiento.
La mariposa sólo puede salir al exterior cuando llega el momento y no se puede acelerar el proceso. No podemos obtener resultados cuando queremos.
Comprender y aceptar el hecho de que, a veces, las cosas se tienen que despegar cuando les toca es una forma de sabiduría que conocemos como paciencia.
“Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento”. Isaac Newton
Cada vez nos cuesta más ser pacientes. Esto nos provoca sufrimiento y estrés. La paciencia es una de las siete actitudes básicas en mindfulness y se puede cultivar y desarrollar.
La gente cree que la paciencia es pasiva, y no es así. La paciencia es activa. Es fuerza concentrada.
Cuando practicas la atención plena cultivas la paciencia hacia tu propia mente y tu propio cuerpo, te recuerdas, expresamente, que no hay necesidad de impacientarte contigo mismo si encuentras que estás tenso o nervioso, o porque tu mente se pasa el tiempo juzgando, o por haber practicado durante algún tiempo sin aparentes resultados positivos. Los resultados pueden venir después de semanas de práctica constante. Si eres impaciente, puedes renunciar demasiado pronto y nunca conocer los beneficios de la práctica.
“La paciencia es necesaria, uno no puede cosechar inmediatamente lo que ha plantado”. Soren Kierkegaard
La meditación, sobre todo al principio, es un ejercicio de paciencia, de constancia. Una de las actividades favoritas de la mente es vagar por el pasado y el futuro y perderse en pensar. Algunos de sus pensamientos son agradables y otros dolorosos y generadores de intranquilidad. En cualquiera de los casos, el mero hecho de pensar ejerce un fuerte tirón en nuestra conciencia.
La mayoría de las veces, nuestros pensamientos arrollan nuestra percepción del momento actual y hacen que perdamos nuestra conexión con el presente. La paciencia puede ser una cualidad especialmente útil para invitar cuando la mente está agitada.
La paciencia puede resultarte difícil de cultivar, sobre todo cuando vives en un mundo donde todo está al alcance de tu mano con internet. Requiere que cultives la serenidad interior y bondad y compasión hacia ti mismo y hacia la experiencia en sí.
Tal vez has observado que, a menudo, sientes la necesidad o la exigencia de querer cambiar las cosas en vez de aceptarlas tal y como son, esto es la impaciencia, algo muy común en nuestros días y que es una fuente de desasosiego, nos deja a medio camino de aquello que emprendemos, porque pretende resultados rápidos que solo pueden obtenerse con paciencia y constancia. Al cultivar paciencia, no sólo tu mente estará más estable, sino que también tu cuerpo disfrutará de más bienestar.
“Incluso una vida feliz no puede estar libre de un grado de oscuridad y la palabra “feliz” perdería su significado si no fuera balanceada por la tristeza. Es mucho mejor tomar las cosas conforme se presentan con paciencia y ecuanimidad”. Carl Jung
Tener paciencia consiste sencillamente en salir totalmente del tiempo, en estar abierto a cada momento, aceptándolo en su plenitud y sabiendo que, al igual que en el caso de la mariposa, las cosas suceden cuando les toca.
Fuentes: Kabat-Zinn, Jon , Vivir con plenitud las crísis. Editorial Kairos (2004)
Esther Fernández
Mindfulness & Coaching