“El ser humano que no piensa por sí mismo no piensa en absoluto” Oscar Wilde
Vivimos desbordados por la incertidumbre, las exigencias, la velocidad de la información, la urgencia… volcados, prácticamente todo el día, en el exterior. Esto te impide estar atento, prestar atención, ser consciente de ti mismo… y es así como va quedando relegado tu mundo interior, el lugar donde está, precisamente, el protagonista de todo, el agente del cambio.
Cuando te das cuenta de que en tu vida algo no funciona, bien porque has empezado a experimentar estrés o simplemente porque te das cuenta de que vives un ritmo antinatural, entonces buscas una solución, y la solución verdadera no consiste en medicinas paliativas: La verdadera solución consiste en recuperar lo que es el verdadero ritmo natural de ti mismo, de tu naturaleza.
Como dice Antonio Blay:
…Para recuperar el ritmo, para restablecer este equilibrio, no hay más remedio que la persona aprenda a descubrirse a sí misma, aprenda a encontrarse a ella misma, aprenda a descubrir cómo funciona, qué es lo que necesita interiormente, y aprenda a encontrar esas fuerzas interiores que tiene de reserva y que habitualmente no aprovecha, esas zonas de tranquilidad, de silencio, las cuales son la base de nuevas energías, de nuevas evidencias y de un nuevo entusiasmo para vivir”.
Si vives volcado hacia las exigencias externas, agitado, y quieres recuperar tu equilibrio tienes que aprender a abrirte interiormente, a vivir tu mundo interior al mismo tiempo que vives el mundo exterior, así es como puedes evitar esa basculación constante hacia esta parte puramente exterior de tu vida.
Las grandes tradiciones de sabiduría son unánimes al recordarnos que poseemos un potencial magnífico del que, con frecuencia, estamos desconectados o ni siquiera sospechamos de su existencia porque vivimos agitados, encerrados en lo conocido y sin tiempo apenas para conectar con lo que somos.
El instrumento esencial para vivir tu interior es la Mente.
Pero con la mente se plantea enseguida una contradicción; porque la mente es un instrumento de trabajo, pero al mismo tiempo es el principal obstáculo para el trabajo.
El problema es que la mente se ha acostumbrado a buscar continuamente, a pasar de un objeto a otro con rapidez, sin ahondar, sin sopesar las cosas con profundidad, con serenidad, y está corriendo siempre al galope. Cuando quieres imponerle el silencio necesario para adentrarte en tu mundo interno, no lo consigues.
¿Por qué? Porque tu mente va por su propio camino y adquiere autonomía, y muchas veces te cuesta trabajo seguirla.
Por eso, la mente, que es el medio de conocimiento, el medio de toma de conciencia, como habitualmente funciona con un ritmo acelerado, superficial y distorsionado, se convierte en un obstáculo cuando queremos manejarla para ahondar en nosotros, para contactar con lo que pueda existir de positivo en nuestro interior.
Y cuando quieres concentrarte, te encuentras con que tu mente «se va», se te escapa. Sucede que no eres capaz de contactar con su propio interior porque nunca te has educado en esta dirección.
Aquí es donde te puede ayudar el entrenamiento de la atención y en particular mindfulness. Cada uno de nosotros puede desarrollar una mente más tranquila y clara cultivando la atención plena, percibir con más claridad los procesos mentales y emocionales, conectando con su verdadera esencia.
El adiestramiento mental en mindfulness desarrolla la capacidad de centrarnos, de forma ecuánime y no reactiva en el presente, observando nuestra experiencia instante tras instante.
«Todos poseemos recursos profundos de los que somos inconscientes y que nadie nos ha enseñado a reconocer y cultivar»… (Mark Williams, profesor de la Universidad de Oxford, en el prólogo de Mindfulness para aliviar el dolor, reducir el estrés y recuperar el bienestar, de Burch y Penman, 2016)
Vivimos en un mundo lleno de distracciones, estrés… nos falta tiempo. El trabajo, el teléfono, las redes sociales, la familia, los compromisos… Si estás constantemente en comunicación, hay poco espacio y silencio para poder escucharte.
No nos dedicamos tiempo para conectar con nuestro interior y cultivar calma y claridad. El estrés crónico y la ansiedad es muy frecuente en nuestras vidas.
Si dejas tiempo para la soledad y la meditación mindfulness, puedes observar lo que surge desde tu interior, conocerte mejor. Si no te das tiempo para estar solo, se hace más sencillo perderte en las actividades, en las opiniones y en las relaciones con otros.
Esther Fernández
Consultor-Coach & Mindfulness teacher
Fuentes:
El trabajo interior, Antonio Blay
Busca en tu interior, Chade-Meng Tan
Focus, Daniel Goleman