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“Acepta, no es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar”. Dalai Lama

Muchas veces nos surgen situaciones en las podemos aceptar lo que nos sucede o por el contrario, evitarlo o incluso, negarlo.

¿Qué camino tomar?

Cuando te resistes, lo que haces es intentar forzar las situaciones a que sean como te gustaría que fueran, lo que genera más tensión e impide que se produzcan los cambios positivos. Puedes ocupar prácticamente toda la energía en negar, forzar y luchar sin dejar fuerzas para buscar una solución.

Como dice la frase del inicio, aceptar no es resignación, ojo. Creer que aceptar es justificar o resignarse, bloquea la verdadera aceptación. Podemos aceptar una realidad aunque no nos guste y no estemos de acuerdo éticamente, asumir la dimensión de nuestra experiencia y desde ese lugar, sin resistencias, poner los medios para modificarla, siempre que esté en nuestro poder (hay situaciones que no podemos cambiar).

Cuando aceptas que no podemos modificar algo, te sitúas ante la posibilidad de cambiar el plan y ser mucho más abierto a nuevas oportunidades, más creativo.

Lo más adecuado es aceptar aquello que se nos presente, pero ¿cómo?

La aceptación es una de las actitudes centrales de la meditación consciente. Pero, como cualquier otra habilidad, debe practicarse.

Cuando nos limitamos a estar presentes, en contacto con lo que estamos sintiendo aquí y ahora, abriéndonos a experimentarlo sin interpretar nuestras sensaciones, sin rechazarlas o rehuirlas… Cuando habitamos nuestro cuerpo así, lo que sucede es que deja de existir el relato mental que estaba alimentando la emoción que nos alteraba.

Obviamente el problema no radica en el pensamiento sino en el mal uso que hacemos de él.

La aceptación en la atención plena es tratar de ver la situación como es ahora, sin agregar tus propias interpretaciones.

Con la practica de la meditación, cultivas la aceptación tomando cada momento como te llega y estando lleno con él como es. Intentas no imponer tus ideas sobre lo que deberías sentir, o pensar, o ver en tu experiencia, sino solo acordarte de mostrarte receptivo y abierto a lo que sientas, pienses, o ves, y de aceptarlo porque está aquí y ahora.

Una consecuencia de esto es una lucidez creciente al dejar de lado nuestros automatismos interpretativos. Nuestra mirada se amplía, nuestra conducta se va tornando más armónica, y menos reactiva.

Cuando empezamos a vivir desde la presencia y la aceptación, todo se transforma.

 

Esther Fernández

Mindfulness & Coaching

 

Fuentes:

Vivir con plenitud la Crisis, Jon Kabat-Zinn. Ed Kairós

El Arte de ser, Mónica Caballé

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