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El silencio, la soledad, disponer de tiempo para contemplar, reflexionar o no hacer nada es cada vez más necesario y valioso en una sociedad donde existen numerosos estímulos que nos alejan de vivir el presente, de conocernos mejor o relacionarnos con más atención plena. Necesitamos espacio y tiempo para encontrar calma, ser creativos y seguir nuestra verdadera esencia, por ello el gran auge de disciplinas como el mindfulness, yoga, retiros…

Y sabemos que estamos abrumados de información e hiperconectados al mundo digital, pero nos resulta difícil parar y desconectar. Parar de diferentes formas, bien hacer pausas a lo largo del día para conectar con nuestro interior, meditar o  realizar un paréntesis de más duración como puede se un fin de semana en soledad y silencio o un retiro organizado (presencial o digital).

La soledad ofrece un espacio de reposo sanador al tomar distancia de tanta agitación. Es beneficiosa tanto a nivel personal como profesional y nos conecta con nuestra autenticidad.

Antes que nada, aclarar que con el titulo soledad y silencio me refiero a un espacio que nos beneficia y que revierte en nuestra salud física y psicológica, donde se combina soledad y aislamiento con una posterior conexión con el mundo mucho más rica y profunda. Somos seres sociales y necesitamos a otros para sobrevivir.

Parece sencillo eso de estar solo, en silencio, retirarse, o no hacer nada, pero nos resulta muy difícil porque nos hemos acostumbrado al ansía de estímulos, a lo que hay que sumar que en nuestra sociedad tememos y nos despierta una gran culpa estar inactivos. Se valora más la acción, aunque sea improductiva, y realizar muchas cosas al mismo tiempo que no hacer. Y es cuando estamos solos cuando podemos reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos y mejorar.

 

“El estado actual del mundo, la vida entera, está enferma. Si yo fuera médico y alguien me pidiera remedio, respondería: crea el silencio, lleva al hombre hacia el silencio”. Kierkegaard

 

¿Por qué hacer un paréntesis?

Porque nos pasamos el día rodeados de gente, de reunión en reunión, atentos a las redes sociales, inmersos en el exhibicionismo digital, mirando la pantalla del móvil, saltando de una tarea a otra, hiperactivos e hiperconectados… Es como ir en un tren de alta velocidad sin disfrutar de nada.

Porque la soledad resulta básica para la creatividad, la innovación y el buen liderazgo. Un estudio realizado en 1994 por Mihaly Csikszentmihalyi  constató que los adolescentes que no soportan la soledad son incapaces de desarrollar el talento creativo.

Al estar rodeados de gente, nos limitamos a seguir las creencias de los demás para no romper con la dinámica de grupo. La soledad, al contrario, posibilita abrirse al pensamiento propio y original.

Byung-Chul Han, autor de La sociedad del cansancio (Ed. Herder), promueve la necesidad de recuperar nuestra capacidad contemplativa para compensar esta hiperactividad destructora de la que hablaba al inicio.

Solo tolerando el aburrimiento y el vacío seremos capaces de desarrollar algo nuevo y de desintoxicarnos de un mundo lleno de estímulos y de sobrecarga informativa, Byung-Chul Han,

Asimismo, numerosos estudios señalan que pasar tiempo a solas −y en este punto recuerdo de nuevo que es muy diferente buscar estos momentos a estar forzosamente solo− también:

  1. Favorece la empatía
  2. Incrementa la productividad
  3. Conocerse mejor
  4. Mejora las relaciones con terceros
  5. Fortalece la resiliencia
  6. Favorece la creatividad y la innovación
  7. Fomenta la autonomía

Me gusta la metáfora que utilizó Miles Davis:  ver la vida como una partitura. Uno consigue hallar el ritmo al combinar instantes de actividad con momentos de soledad, silencio y reflexión. Así conseguimos encontrar la inspiración y esa melodía que hay escondida en nuestro interior, esa que no escuchamos con el ruido y rodeados de gente.

Cada año, siempre que puedo y los proyectos que abordo me lo permiten, realizo un par de retiros de silencio. Esto me ayuda a renovar y fortalecer mi práctica en meditación, aprender de los maestros de las tradiciones contemplativas, conocer mi narrativa interna mejor, y aprender más de cómo nos influye la soledad… Es una especie de reset que me lleva a una mayor nitidez sensorial. Una experiencia muy sanadora que os recomiendo.

Este año por motivos de COVID, he aprovechado para probar hacer un retiro online vipassana desde mi casa, y ha sido una gran experiencia que compartiré con vosotros en detalle. Te das cuenta que con quitarte la conexión con el exterior (teléfono, ordenador…) y establecer un horario estricto de prácticas meditativas, es suficiente.

Es muy probable que con el COVID y la vivencia del confinamiento, en ciertas personas que lo han pasado mal, haya cierto rechazo a realizar un retiro en su casa. En tal caso, se puede valorar ir a un lugar en la montaña o un entorno en la naturaleza, además de combinarlo con paseos conscientes al aire libre. No obstante, quién organice el retiro online puede proporcionaros el apoyo necesario.

En definitiva, pasar un tiempo a solas – aunque sea unas cuantas horas a la semana- puede desarrollar la propia personalidad, el sentido de uno mismo y  conectar con los verdaderos intereses, además de recargar pilas y ayudarnos a manejar las emociones y experiencias negativas como la ansiedad o el estrés.

Os recomiendo más paréntesis de soledad y el silencio. No como huida, ni escapatoria, ni evasión… No porque nos molesten los otros, sino todo lo contrario, para relacionarnos mejor con ellos y ofrecerles toda nuestra atención, y para conocernos mejor y transitar por una capa más profunda de la vida.

 

Esther Fernández

Consultora coach experta en mindfulness

Branding & Mindfulness

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