Cuanto más te peleas con la realidad, más energía pierdes . ¿Te suena? Esa vocecita en la cabeza que te recuerda cada pequeño fallo, que te hace resistirte a lo que ya es y que te impide avanzar
Aceptar las cosas como son no es “rendirse”. Aceptar es ahorrarte esa guerra constante contra algo que, en realidad, no puedes cambiar. Es dejar de malgastar energía y empezar a vivir con más libertad mental y fuerza. Sí, así de claro.
¿Por qué aceptar es un impulso a tu energía?
Primero, porque evita que te desgastes peleándote con la vida. Cada vez que pasa algo no planeado, estás perdiendo energía resistiéndote a ello… ¿qué crees que queda para lo realmente importante? Exacto, nada .
Resignación cero, pero resistencia… también cero.
Segundo, te sitúas en el presente . Es como si de repente quitaras de tu mente todo el ruido de “esto no debería estar pasando” o “me va fatal”. Cuando aceptas lo que tienes hoy, deja de quedarte anclado en todo lo que salió mal y puedes enfocarte en tomar acción desde donde estás ahora.
La aceptación es tu mejor estrategia para usar tu energía donde realmente vale la pena.
Y tercero, te da claridad mental . Aceptar no es otra cosa que liberar espacio en la cabeza. Ese espacio que, si estás leyendo esto, probablemente esté lleno de pensamientos de “y si” o “ojalá hubiera” o “si tan solo”. Con la cabeza despejada y la energía bien enfocada, decide mejor, vives mejor y lideras como quieres.
Así se practica la aceptación (y sí, también la energía)
- Acepta tu cansancio, tu frustración, o lo que haya : A veces lo que más cansa es resistirse. No estás hecho de piedra. Pero, a menos que aceptes lo que sientes, nunca vas a poder usar esa emoción para impulsarte a cambiar nada.
- Observa esos pensamientos que te frenan : Esa voz interna que se queja, que no para de ponerte excusas, que vive en la queja… ¿la reconoces? Aprende a observarla y a decirle “vale, esto es lo que hay”. Y listo. Así es como deja de gastar energía luchando.
- Canaliza toda esa energía en lo que sí puedes hacer : Aceptar significa ponerte a trabajar en lo que depende de ti, ni más ni menos. Puedes no gustarte, claro, pero te ahorras la frustración de dejarte la piel en lo que no puedes controlar.
Aceptar lo que no puedes cambiar es de las cosas más liberadas y útiles que puedes hacer. ¿Qué no es fácil? Claro que no. Pero cuando aprendes a dejar de pelearte con lo inevitable, te queda una buena dosis de energía para lo que importa . Y ahí es cuando ves resultados. Ahí es cuando empiezas a crecer.
Esther Fernández