En el actual entorno laboral donde se mueven las organizaciones caracterizado por la incertidumbre, el cambio acelerado y la volatilidad, sabemos que es cada vez más necesario dotar de herramientas a las personas que les ayuden a gestionar el estrés, los procesos de cambio y que mejoren su capacidad para desarrollar relaciones interpersonales positivas.
Por ello, poner el foco en las personas y su bienestar se está convirtiendo en la prioridad de cada vez más empresas y organizaciones que reconocen las ventajas de adoptar herramientas de mindfulness o atención plena, inteligencia emocional o motivación para crear culturas organizativas más conscientes.
Para crear una cultura organizativa más consciente es necesario introducir estas herramientas en las personas a largo plazo, no como una intervención puntual, que sería el caso de lo que vendría a ser el denominado McMindfulness o una interpretación distorsionada y comercial del mismo.
Porque mindfulness en la empresa no se reduce a una técnica de respiración o un recurso para calmar la mente, ni mucho menos es un salvavidas para evitar lo desagradable, ni un ejecutivo meditando en una posición de loto. Es mucho más, cultivar la atención y entrenar la mente es un estilo de vida y de ser. La atención es lo que nos conecta con el mundo, lo que nos conecta con nuestros poderosos recursos internos, nos conecta con los demás y con el entorno, es decir, con las dimensiones que abarca una cultura consciente.
Ser consciente significa que estamos despiertos, atentos, abiertos para percibir el mundo que nos rodea y muestro mundo interior, para comprender nuestras circunstancias y decidir cómo actuar frente a ellas, eligiendo nuestra respuesta, de una manera alineada a nuestras necesidades, valores y objetivos.
Pero lo que sucede es que pasamos mucho tiempo en piloto automático y soportando altos niveles de estrés que no son sostenibles a largo plazo, porque el exceso de estrés no sólo es responsable de la inmensa mayoría de las enfermedades de hoy en día en occidente, sino que merma nuestra calidad de vida y reduce drásticamente nuestra capacidad intelectual.
Vivimos, además, en la era de las distracciones. El mundo digital, la tecnología, los cambios constantes, el exceso de información… inundan nuestra atención y nos desconectan de lo importante. Las personas necesitan aprender a detenerse y conectar con su vida, sus emociones y su entorno.
Vivir y trabajar conscientemente es un estado de ser “mentalmente activo” en lugar de pasivo, es tratar de darnos cuenta de todo lo que es relevante para nuestros valores. Es la voluntad de enfrentar los hechos, tanto los agradables como los desagradables. Es el deseo de descubrir nuestros errores y corregirlos… es la búsqueda orientada a seguir expandiendo nuestro conocimiento y nuestra comprensión, tanto del mundo exterior como de nuestro propio mundo interior.
Ser inconsciente es actuar mecánicamente. Vivir en forma inconsciente significa dejarse llevar por los patrones de conducta habituales.
Gran parte de nuestra vida la pasamos en el trabajo, por lo que es importante trabajar en un entorno propicio para nuestro bienestar físico, mental y emocional. Una organización consciente es aquella donde se desarrolla una cultura más inclusiva, reflexiva y empática. Donde las personas sienten que tienen espacio para relacionarse entre sí desde su autenticidad, de ser resilientes al cambio. Y esto es un cambio de mentalidad que no se logra con un workshop de meditación o una meditación semanal, o una formación puntual en habilidades.
Para implantar cualquier herramienta de transformación se necesita liderazgo y recursos. Se precisa primero que los líderes apliquen a sí mismos estas herramientas y sean un ejemplo de presencia y liderazgo consciente.
Así lo están haciendo muchas empresas muy conocidas a nivel nacional e internacional, solo hay que escribir en Google mindfulness en la empresa y salen cientos de empresas que lo han implantado con éxito.Y sabemos que se han constatado múltiples beneficios del mindfulness para los trabajadores y las organizaciones de los que podemos destacar entre otros:
- Aumentar la capacidad de concentración y memoria
- Mantener el equilibrio y el foco mental sostenido en ambientes desafiante
- Acceder a un mayor nivel de calma y estabilidad
- Obtener una mayor claridad en la toma de decisiones y una mayor creatividad en la resolución de conflictos
- Aumentar la calidad de las relaciones interpersonales y del manejo de las emociones
- Disminuir el estrés laboral, así como aumentar la capacidad de manejar y gestionar situaciones estresantes
- Disminuir las enfermedades asociadas al trabajo.
Y también para la empresa:
- Aumenta la satisfacción laboral de los trabajadores
- Aumenta el compromiso y la implicación de los trabajadores
- Minimiza el absentismo laboral
- Mejora la comunicación y el clima laboral en la empresa
- Aumenta el rendimiento laboral
- Crea equipos de trabajo más comprometidos, creativos y productivos
- Mejora la capacidad de liderazgo
Pero para un cambio cultural se requiere mucho más que un curso. La cultura no es algo que los directivos puedan modificar con una intervención puntual. Solo es posible reformularla por medio de nuevas conductas y un estilo de liderar desde la consciencia.
Lo que inicia y sostiene un proceso de cambio cultural es la modificación de las actitudes, creencias y conductas de los altos directivos y esto se puede lograr con procesos de coaching y mindfulness.
Esther Fernández
Consultora Coach
Experta en Mindfulness para el estrés y liderazgo
Fuentes:
La empresa consciente, Fredy Kaufman